
Los artefactos con ciertos poderes se comportan de forma extraña a lo largo del tiempo. Digamos que esos poderes, en el fondo, los confiere nuestra confianza ciega en el objeto y esa confianza nos hace reaccionar y hacernos creer capaces de cualquier cosa. Pensemos en el martillo de Thor, en las runas germanas o los grimorios, por ejemplo. De pequeño creía que esa camisa podía hacer que mi polla creciese hasta llegar a la luna, por suerte nunca necesité una polla gigante. Pues bien, con el tiempo esta fuerza de la imaginación se disipa. Como con el tiempo -y ahora me refiero a un nivel histórico- las runas y los grimorios pierden todo su sentido dejando paso a la razón y a la ciencia, con la edad nuestros "juegos" y proyecciones a otros mundos se disipan o se convierten en terrenos infranqueables, de hecho -a nuestros ojos-, parecen terrenos estúpidos y sin utilidad alguna. Pues concluyendo, mi avanzada edad ha convertido a esa "cota de malla" (camisa) en un simple pedazo de ropa sin poderes. Lo más patético es que aun se ajusta a mi cuerpo, cosa que dice muy poco de mi -han pasado como 20 años-. Bueno, quizás si conserva algún tipo de poder, realmente me hace sentir un patético adulto sin trabajo, sin casa, sin sueños ni imaginación. Jodida camisa.
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