jueves, 13 de noviembre de 2008

Sobre lo que muere y lo que no muere

Los peces mueren, los hombres mueren, las batallas con caballos y lanzas mueren, el alcohol muere, las visitas a otras ciudades mueren, los paseos por Coney Island mueren, los discos de vinilo de 45 revoluciones por minuto con agujero grande también mueren, las flores regaladas en bodas y comuniones mueren, las facturas y las deudas mueren, las promesas, las amistades, los amores, las familias y los jerseys de lana cosidos por ancianas de manos pequeñas y gordas también mueren. Mueren todos. Mueren las casas y sus patios, los padres y las madres, los hermanos y las hermanas, morimos nosotros y mueren ellos, mueren todos y cada uno de ellos. Mueren los verbos y las acciones, mueren los números y las ciencias, mueren dando vueltas y desaparecen por el desague y es como si nunca hubieran estado allí. Las nubes que vimos a través del cristal del coche en ese viaje al cabo de gata también mueren, las bicicletas viejas y las nuevas también mueren y mueren también las que aún tenemos que comprar, mueren nuestros hijos y sus hijos también mueren. Mueren las lágrimas y las risas, las mentiras de ella, sus cigarrillos manchados de pintalabios y sus tostadas de frambuesa por la mañana, después de hacer el amor. El sexo también muere, el sexo, sobretodo el sexo. Mueren las tardes solitarias, los paisajes y los cuadros de Van Gogh y de Dalí y Picasso. Mueren con elegancia pero mueren. Los trabajos estúpidos también se van, al igual que los que sirven de algo. Todos mueren, muere lo inepto y lo sublime, lo feo y lo bello, las oficinas con pantallas de ordenadores, faxes, sillas y miedo y las calles viejas repletas de simbolos e historia. Mueren poco a poco, muy poco a poco, siguiendo el tiempo que a la vez también se muere y se desliza entre los dedos inertes de un dios muerto hace siglos. Mueren los bares, las camisas manchadas de vino y los taburetes de madera, mueren las prostitutas y el dinero, muere la cárcel y la literatura. Todo muere poco a poco delante de nosotros.

Lo único que permanece es ese terrible olor que desprende la mierda después de haber bebido varias botellas de vino la noche anterior, solo, completamente solo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

[para borrar]inerte sin hache[/para borrar]

Fanzine Chuck Norris dijo...

Muchas gracias por la observación. Le mantengo el comentario para evidenciar la ineptitud.

Anónimo dijo...

No se merecen. El integrismo ortográfico me cegó y olvidé decir que el texto es notable.