Hacía dos años que Esteban le había dejado a Darkholöm el atlas de tapa dura de su padre. Pese a tratarse del señor del mal, el padre de Esteban no podía entender porque su hijo no reclamaba lo que pertenecía a su familia. Después de una charla durante la cena, Esteban cogió el teléfono con energía y marcó el número del señor del mal.
-Dígame.
-Ei, hola Darkholöm, soy Esteban ¿qué tal?
-Mira, aquí fumando mierda y tal...
-Bien, bien. Como te lo montas tio...
-Se hace lo que se puede.
-Bueno, mmm, qué te iba a decir...mañana iréis al Roxy?
-Sí, supongo.
-Bien. Quizás me pase luego con Marc.
-Estaría bien.
-E-escucha...¿tu tenías mi atlas no?
-...
-El mapa ese del mundo...
-Ah eso...pues no.
-¿No?
-No, yo no lo tengo.
-Pero te lo dejé en primero.
-A mi no me lo dejaste, sería a Klatchaktü.
-¿Quién?
-El demonio de la pesadilla y el horror del tercer infierno, el colega de Xavi y Víctor. El del grupo de Hip Hop.
-Ah, joder.
-Sí, es que somos todos un poco parecidos...
-Vale, vale, perdona.
-Bueno, pues nos vemos mañana en el Roxy.
-Vale, venga...
Esteban nunca recuperaría el atlas de su padre y éste seguiría pensando que su hijo era un maldito maricón.
Moraleja: No dejes tus mierdas a los negros.
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