lunes, 28 de enero de 2008

Ese cabrón



Me gustaba ir a la playa en invierno. La verdad es que en verano normalmente trabajaba en algún sitio de mierda; cargando cajas, vendiendo helados o alguna otra mierda del estilo. Con eso me ganaba unos cuantos billetes para ir malviviendo durante el resto del año, sumado a algún dinerillo que me daban mis padre porque les daba pena. La verdad es que con dos cervezas al día y un disco por semana yo ya estaba contento, y con ese dinero tenia más que suficiente. El caso es que tenía que conformarme con ir a la playa cuando hacía frío, que a mi me daba igual, porque odiaba bañarme, pero no había tantas tias en bikini o enseñando las tetas directamente. Me gustaba sentarme en la arena y mirar el mar, no por nada en especial, pero al ser tan aburrido y plano podía concentrarme en pensar qué coño hacer en mi vida. No tenía ni puta idea de dónde estaría en 2 meses, así que intentaba poner algún tipo de orden, intentaba marcarme algún objetivo o algo. La verdad es que tampoco pensaba demasiado, normalmente me quedaba como en blanco hasta que me entraban ganas de masturbarme y me largaba a mi apartamento. Creo que solamente lo hacía para poder explicarlo en algún bar de moda, un viernes por la noche, a alguna tia a la que me quería follar, -a veces voy a la playa a pensar, ¿sabes?-, menuda mierda.

No sé exactamente qué mes era, pero sé que era invierno, y era por la tarde. Estaba sentado en la arena y entonces apareció ese tio. Tenía algún tipo de problema, no sé qué coño era, pero no era un tio normal. Sin decirme nada se sentó a mi lado y me acercó su lata de cerveza.

-No gracias- le dije.
-Toma un poco amigo- contestó.

Le cogí la cerveza y pegué un trago. No quería beber, sabía que eso le gustaría y lo tendría toda la tarde a mi lado, contándome sus MIERDAS. El tio siguió hablando.

-Una vez me follé a dos tias en esta playa- dijo- pero era en verano.
-Vaya.
-Vendía latas de cerveza ¿sabes? Iba por la playa vendiendo latas de cerveza como ésta- y me enseña la lata de la que habíamos bebido los dos -La playa estaba llena de gente y hacía un calor infernal.
-Sí claro, bueno, creo que tengo que volver a casa- la verdad es que no quería escuchar la historia de cómo ese tipo se había follado a una tia.
-¡No!, escucha- contestó -tengo que contárselo a alguien, si no es como si no hubiera pasado joder,...tienes que escucharme...- el tio estaba realmente desesperado. Me dio un poco de miedo incluso, así que me quedé, al menos para no ponerle violento, o algo.
-Gracias, gracias. Es una buena historia.
-Bueno, pues quiero otro trago.

El tio abrió su cartera y sacó una lata de cerveza. Me la dio.

-Estaba vendiendo cervezas por la playa- continuó -y entonces estaban esas tias buenas americanas tomando el sol, enseñando las tetas y con esos bikinis pequeños, con flores y dibujos.
-¿Tangas?
-No lo sé, se les veía el culo, y casi el coño.
-Aha.
-Entonces les ofrezco mi cerveza, me dicen que no y yo les digo que es gratis, que no tienen que pagar; gratis. Ellas sonríen y cogen mis latas. Les dí tres latas gratis. Hacía mucho calor y tenían mucha sed.
-¿Y te las follaste?
-Sí.- Y el tio me da otra cerveza. -Toma amigo.

El tio me contó que sabía hablar un poco de "americano" y se sentó a hablar con ellas. Les empezó a contar mierdas y a darles cerveza y le cogieron confianza. Las tias pillaron una buena taja. El tio les dijo que tenía una barca y que si querían ir a dar una vuelta, solamente se apuntaron dos. Se las llevó detrás del Club Marítimo y se echó encima de una. En vez de cabrearse empezaron a reír, me dijo, y una se agachó y le sacó el pene y empezó a comérselo. Él se estaba enrollando a la otra y le empezó a sobar las tetas y a meterle la mano dentro del tanga, agarrándole el culo y apartando violentamente el tejido. El tio era muy explícito. El caso es que se folló a las dos tias. Le dije que me parecía acojonante y le felicité, brindamos por su hazaña y luego me levanté.

-Bueno, ahora si que me largo amigo.
-No, no, no. Tengo más cerveza.- Y el tio abrió la bolsa que llevaba encima, estaba llena de latas de cerveza.
-Bueno, otro trago si que me apetece.

Pillé un buen pedo ese día. Me contó más historias sobre folladas curiosas y yo escuché. Evidentemente no me creí ni una. Entonces llegó un momento en que ya no recuerdo nada.

Me desperté en la playa por la mañana siguiente. Me dolía la cabeza un montón. El tio ese estaba a mi lado, mirándome. Yo estaba aún borracho y no pillaba nada. El tio no paraba de mirarme, joder. De repente, alargó su mano y me tocó el paquete. Yo me quedé igual, mirándolo. El tio sonrió y lo volvió a hacer. Yo me aparté, me levanté con cierta dificultad y me fui.

Andando de vuelta al apartamento me di cuenta de que tenía la bragueta bajada y que me había dejado las gafas en la playa. No quería volver. No sé por qué, pero había pasado algo extraño y no quería volver. Al llegar a casa me puse a dormir. Me desperté al anochecer y me pasé toda la noche despierto, pensando en qué coño me había hecho ese maricón.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

buena historia jay xDDD
estaba con unas volldamm aqui releyendolos chuck.norris y me he pasado a ver que coño te contabas por el internete!

buen vino dijo...

creo que deberías dar más detalles sobre los personajes,que raza eran,que religión practicaban,el tamaño de sus pollas,si les molaba el punq o si follaban por el culo,si les cundía el amigo o preferían un potaje,o si escuchaban golpe mortal.

Roger Haus dijo...

compre el numero 0 y el numero 2 no me acuerdo donde coño hace unos 5 años. Me las he ido releyendo varias veces y me he hechado unas risas cada vez que lo hacia.
Realmente muy grandes. Felicidades. Todo un referente a la hora de hacer humor.

Gracias. Me pasare por aqui :P